Mortandad de abejas por fumigaciones: ¿Otro atentado más al Medio Ambiente?

*Por Gonzalo Perez de Eulate – Hace unos días se dio a conocer en nuestra localidad un caso sobre las pérdidas millonarias que sufrieron dos productores apícolas, Eduardo Riquel y Leo Muller. Estos daños exorbitantes fueron consecuencia de la pérdida de 280 colmenas de abejas, las cuales fueron envenenadas negligentemente por un productor de agrícola que fumigó su campo en horarios de la tarde, momento del día en que las abejas todavía llevan a cabo su recolección de polen para su posterior producción de miel.
El campo en el que se esparcieron los agrotóxicos sólo se encuentra a 500 metros de donde se produjo el incidente. Para que nos demos una idea general, una abeja puede recorrer hasta 14 km para la recolección de alimentos. En este tipo de casos nos preguntamos tal como si fuese una novela policial ¿De quién fue la culpa? ¿Quién se hace responsable de este incidente catastrófico no sólo a nivel económico sino también a nivel ambiental?
Para responder esta pregunta me limitaré a la Ley de Biocidas de la Provincia del Chaco 2026-R, la cual establece que la venta y aplicación de productos agroquímicos sólo puede ser recetada por ingenieros agrónomos habilitados por su Colegio Profesional, estos llevan un registro de sus actividades en la materia y extienden -o deberían extender- recetas en formularios autorizados.
Para ello se debe realizar un riguroso estudio del terreno donde se llevará a cabo la aplicación del producto, cortinas forestales que acolchan el impacto medioambiental, y posibles riesgos aledaños como población, reservorios de agua, etc. Además de ello, el Aplicador responsable debe informar las tareas de aplicación al Municipio y a la comunidad o población cercana, con una anticipación de 48 hs., indicando lugar, día, hora de inicio y finalización y el producto que se aplicará, según procedimiento establecido en la reglamentación.
Los agroquímicos no son sólo un elemento más dentro de las herramientas de producción, estos suponen un alto potencial de riesgo si es aplicado por manos equivocadas y pueden proceder a generar un potencial ecocidio en un radio mucho mayor al que uno puede imaginarse. Por ello, desde mi opinión, el principal responsable de esta catástrofe es el Estado, el organismo por excelencia que debería regular estos procedimientos peligrosos para nuestro medio ambiente se muestra ausente en este caso y en muchos otros más que vemos todos los días en las noticias, deforestación puede ser una palabra que le refresque la memoria.
Como había señalado antes, las pérdidas como en el caso expuesto pueden ser económicas, alcanzaría a llevar a un grupos y familias de productores a la quiebra, dejar de abastecer a una población de sus productos y tener efectos negativos en los ingresos de dinero de la misma, pero de las consecuencias ambientales sólo nos habremos percatado en un futuro no muy lejano, en el que ningún activo pueda llegar a salvarnos del desastre medioambiental que nos espera.
*Estudiante de Comunicación Social – I.E.S. René Favaloro