Inés Ortega, una desafiante guerrera social en Fuerte Esperanza

*Por Nury Bendersky – Inés Ortega es una mujer que la vida fue preparando para encarar proyectos desafiantes. Mujer, esposa, viuda, mamá de tres hijos, mamá del corazón de otros tres y ahora intendenta de Fuerte Esperanza, casi sin buscarlo. En las páginas que refleja Ana Galarza en su página Te muestro Otro Chaco, buscó plasmar el valor que tiene una persona cuando se «arremanga» por su gente, sin dejar de estudiar con hijos, ni atender su hogar en todos los quehaceres.
Al comunicarse con TMCh, Inés se puso a disposición para abrir las puertas de su pueblo y mostrar con crudeza los desafíos cotidianos de la comunidad y contar con orgullo todo lo que ha conseguido para dar una mejor calidad de vida a su gente. «Ayudar, fue la palabra más importante desde que me comuniqué ese mismo día con ella, cuando un amigo me referenció su contacto y no exageró» , comenta Ana a Finde.

Paraje La Bomba, como se llamó en sus comienzos a Fuerte Esperanza, es un lugar en el Impenetrable que está hacía el Oeste del Chaco aproximadamente a unos 470 kilómetros de la capital, Resistencia. La ciudad se fundó el 23 de septiembre de 1978 por el gobierno militar en un proceso de reorganización nacional donde se pretendía poner al Chaco como protagonista. Según cuentan los que la fundaron, en ese momento no existía en esta región llamada El Impenetrable un poder político, social y económico; sumando además un considerable vacío poblacional, con escasa explotación económica.
Esto fue motivo por el cual el gobierno de las Fuerzas Armadas comienza «La Campaña del Oeste, la Campaña del Impenetrable», con el objetivo de integrar estas tierras, lograr así el asentamiento poblacional y la expansión rápida de las fronteras agropecuarias, incorporando muchas hectáreas a la producción.

Fuerte Esperanza fue un pueblo pensado para el futuro, lugar por esos años que no era para débiles, por sus características climáticas y estar ubicado prácticamente en el medio del Impenetrable, pueblo que comenzó con 14 casas y una Capilla.
LA VENTURA HACIA FUERTE ESPERANZA
Inés partió con Ana desde Resistencia. Durante el viaje, el cual también iban sus dos hijos más pequeños, la esencia de esta mujer se dejó ver desde el minuto uno. Inés estaba presente en todos los detalles; preparando la leche para uno de sus hijos; mirando el cuaderno del otro para ver si tenía tarea. Además, nunca dejó de atender las cuestiones relacionadas con el rol político que cumple.

Inés es oriunda de Castelli, se casó con Walter «Bulinki» Correa, nacido en el Paraje Santa Rita a unos 90 km de Fuerte Esperanza. Ella eligió formar su familia y vivir al lado de la persona que amaba en este lugar, «Fuerte Esperanza», donde compartió con él hasta sus últimos días durante 14 años, y quien al ser un apasionado por su tierra le transmitió a ella esa devoción por este lugar.
«Conozco y amo cada rincón de Fuerte Esperanza y Comandancia Frías», confiesa Inés, quien asegura que «Bulinki no fue solo mí esposo, fue ese hombre que vi lo que hacía por su gente y sobre todo esa pasión que le ponía cada vez que recorría El Impenetrable, con mucho calor, con frío, con lluvia, recorriendo kilómetros y kilómetros; como también lo hacía en el medio de tanta tierra por la falta de lluvias en el territorio».

Inés tomó la decisión de asumir una responsabilidad a la que no estaba obligada; pero sin sacar su mirada y su fuerza de la cotidianidad de una madre de familia. «Me sorprendió su capacidad para estar en cada mínimo detalle en su casa, la vida de sus hijos, los que viven con ella: Agustina, Adrián y Severiano y los hijos de su marido: Magaly, Cristian y Malena que como dice ella, todos son mi familia».
Ella supo tener con Bulinki una familia moderna, esas que hoy la llaman «familia ensamblada», algo muy desestructurado para la cultura del Chaco profundo, de una seguridad emocional y una madurez intelectual que sirvió como ejemplo para muchas familias en la zona. Hoy, sin la presencia física de su esposo, Inés afianza aún más su presencia como madre y padre en cada detalle.

Te Muestro otro Chaco recorrió casi mil kilómetros entre los diferentes parajes:
El Recreo, La Nación, El Moye, La Fortuna, Entre Ríos y Comandancia Frías. Inés había preparado una lista de lugares para recorrer por El Impenetrable, como ser los dos Parques Provinciales que tienen «Fuerte Esperanza y Loro Hablador».
El recorrido abarcó bellísimos lugares y magníficas personas; desde las Maestras Artesanas de Comandancia Frías, Celina Reinoso, María Rosa Misetich y Lucinda Mansilla, hasta lugares simbólico en la vida de Inés, como lo fue el Paraje Santa Rita donde nació su compañero Bulinki.

Tras las extensas recorridas por los parajes, Ana retornaba a la casa de Inés donde ésta la esperaba con menú reconfortante. «Ella cocinaba el almuerzo para mí y para sus hijos a los que a la vez los ayudaba a prepararse para ir a la escuela. Sin dejar de mencionar que su celular no dejaba de sonar o recibir mensajes relacionados con su función», contó Ana, quien afirmó: «contestaba todas las llamadas».
Vivir ocho días en la casa de Inés mostró a una mujer empoderada, valiente, trabajadora y decidida. Y es por todos estos aspectos que su presencia motiva a cientos de mujeres a tomar decisiones valiosas en sus hogares y en sus trabajos. Les devolvió el sentido de fortaleza, de importancia, y de respeto que deben exigir a la hora de tomar decisiones.

Sin dudas, Inés es de esas mujeres que cumple a diario con un rol social y político, heredado emocionalmente, pero conquistado democráticamente, luchando por una igualdad de género, reivindicando el papel de la mujer en la sociedad; en un lugar geográfico, económico y cultural muy complejo.
Un detalle que agranda el corazón de quien la visita es la eterna escucha, con todos sus sentidos. Eso sí, si el mate está mal hecho podría desconcentrarla. Es así que antes de cada charla ella misma enseña a hacer el mate y cebarlo dándolo la importancia a un ritual fundamental en El Impenetrable.

«Me volví de Fuerte Esperanza con la imagen de una mujer muy valiente, de un enorme corazón. Muy lastimada todavía por su pérdida, pero a la vez tan fuerte y de mucha fe, que todavía no sé de dónde saca fuerzas, tantas ganas y tanto interés por el otro», señaló Ana a su regreso a Resistencia.
Una mujer que cree en el trabajo de otras mujeres es, sin dudas, una enseñanza. Devela a una persona que no tiene miedo a la crítica y los prejuicios, donde el camino recorrido da muestra de política y no tanto un discurso detrás de un atril. La escucha profunda, la atención maternal y educativa, las indicaciones pragmáticas de barrido y tránsito; todos aspectos esenciales de quien camina con humildad perseverancia.
Hoy, Te Muestro Otro Chaco, nos mostró otra gente. Una mujer que vive su cotidianidad por los suyos, donde la tarea de uno de sus hijos no es menos importante que la firma de un convenio o un concurso de licitación para su ciudad. Conocer lugares es conocer desde adentro a su gente, y hoy Fuerte Esperanza es eso, es fortaleza, es seguridad, es esfuerzo, es aprender del dolor y caminar con el poncho de lo aprendido.