Prueba Aprender: El Chaco entre los últimos lugares

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Los últimos datos del operativo Aprender Alfabetización presentados por el Gobierno nacional revelan un panorama preocupante en cuanto al nivel de lectura de los alumnos en todo el país.

La evaluación, aplicada el año pasado en todas las provincias, mostró que más del 55% de los niños no alcanza los objetivos mínimos de comprensión lectora para su edad. Solo un 25% está en camino de lograrlos, mientras que apenas el 14% supera con éxito los estándares esperados.

  Estos resultados forman parte del nuevo Operativo Nacional de Evaluación en Tercer Grado, denominado «Aprender Alfabetización», lanzado como parte del Plan Nacional de Alfabetización. Su objetivo es garantizar que todos los estudiantes terminen tercer grado con capacidad real para comprender lo que leen.

Brecha socioeconómica y entre sectores educativos

   Una de las conclusiones más alarmantes del informe es la brecha marcada entre los estudiantes de distintos niveles socioeconómicos. Mientras el 66,8% de los alumnos pertenecientes a sectores altos logra los objetivos de lectura, solo el 32% de los niños de los sectores más vulnerables alcanza ese nivel.

   Esta desigualdad se refleja claramente entre escuelas estatales y privadas. En las escuelas públicas, solo el 39% de los alumnos comprende textos acordes a su edad, frente al 62,4% en las instituciones privadas.

Resultados por provincias

   En el ranking provincial, Formosa sorprendió al ubicarse en primer lugar, con un 63,6% de estudiantes que alcanzan o superan los objetivos de lectura. Le siguen Córdoba (58,8%) y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (55,5%).

  Por otro lado, las provincias con peores resultados fueron Chaco, San Juan y Neuquén, aunque este último registró una baja participación de establecimientos escolares, lo que podría afectar la representatividad de sus datos.

Nuevos niveles de desempeño lector

   El operativo introdujo una nueva forma de evaluar las habilidades lectoras, dividida en seis niveles de desempeño, alineados con estándares internacionales similares a los de PISA:

• Lector incipiente: Alumnos que no respondieron al menos el 50% de la prueba.

• Nivel 1: Reconocimiento básico de palabras sueltas.

• Nivel 2: Comprensión de textos simples e identificación de información literal.

• Nivel 3: Comprende textos complejos de manera literal e inicia la comprensión inferencial y reflexiva. Se considera en camino de alcanzar los objetivos.

• Nivel 4: Domina la comprensión literal, inferencial y reflexiva de textos complejos.

• Nivel 5: Además de los anteriores, realiza inferencias complejas y maneja textos con alto nivel de abstracción.

   Según explicó María Cortelezzi, subsecretaria de Información y Evaluación Educativa, esta categorización permite diseñar intervenciones pedagógicas personalizadas según el nivel de cada alumno. Por ejemplo, quienes están en el nivel 3 necesitan apoyo para consolidar habilidades, mientras que los de niveles inferiores requieren estrategias más intensivas.

Contexto familiar y escolar: celular sí, libro no

   El operativo incluyó además cuestionarios contextuales para entender factores que influyen en el aprendizaje. Uno de los datos más llamativos fue que el 59,8% de los niños de 10 años tiene su propio celular, y otro 23,2% usa el teléfono de sus padres, lo cual plantea interrogantes sobre su impacto en la lectura.

   Respecto al acceso a libros, se encontró que dos de cada tres escuelas cuentan con biblioteca, y en general hay más presencia de bibliotecas en escuelas estatales. Curiosamente, los estudiantes de estas escuelas tienden a llevarse libros a casa con mayor frecuencia, probablemente porque tienen menor acceso a materiales de lectura en sus hogares.

Hacia una mejora en la enseñanza temprana

   El operativo Aprender Alfabetización busca no solo diagnosticar el estado actual de la comprensión lectora, sino también sentar las bases para una intervención pedagógica precisa y sostenida. La idea es que ningún niño termine tercer grado sin poder leer y entender lo que lee.

   Como afirmó el Gobierno, el nuevo enfoque busca mejorar la metodología de evaluación, fortalecer la alfabetización inicial y ofrecer herramientas concretas a docentes y directivos para revertir esta situación.

   Un dato relevante: el año pasado el gobierno se canceló el plan de distribución de libros escolares, medida que podría haber incidido en el acceso limitado a lecturas adecuadas para los alumnos.

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