El infierno de Avellaneda

En estas líneas siempre se trata hablar de fútbol desde una mirada del hincha de Independiente. Buscando encontrar las formas de comunicar algo de lo que pasa en el mundo del Rojo. Lamentablemente en esta oportunidad es imposible darle espacio a lo que pasó dentro del campo de juego.
El Libertadores de América fue el escenario de una batalla campal que dejó heridos de ambas parcialidades pero con hinchas de la Universidad de Chile en un estado de gravedad que preocupa y avergüenza. Conmebol y la dirigencia local no hicieron nada para prever una locura que cualquier persona con 5 minutos de tribuna podía suponer.
De la U de Chile tiraron una bomba de estruendo a los hinchas de Independiente
Horas antes del comienzo del partido, Néstor Grindetti, presidente de Independiente se mostró en la pantalla de ESPN dando un «paseíto», cOmo el mismo calificó. Cuesta creer que en esa recorrida al dirigente no se le encienda ninguna alarma que más de 3500 hinchas visitantes se ubiquen sobre su gente sin vallas, redes, rejas, policía o al menos seguridad privada ¿De verdad no le llamó la atención a ninguno? ¿A nadie se le ocurrió poner algún tipo de protección para los miles de socios que estaban debajo de los visitantes?
Con cuchillos, los barras de la U de Chile esperaban a los de Independiente en la tribuna
Con estas facilidades un grupo de simpatizantes del equipo chileno comenzaron desde horas antes del partido arrojando de todo al público local. Piedras, palos, pedazos de sanitarios y hasta bombas de estruendo. Vale aclarar que mientras la gente de la tribuna Pavoni baja recibía la lluvia de proyectiles el partido jamás se detuvo ni apareció ningún agente de seguridad ya sea del operativo policial o los privados. Conmebol quiso seguir jugando el partido y hasta comenzó el segundo tiempo esquivando los hechos hasta que la situación se desbordó aún más. Sólo intentaron disuadir a los visitantes de desalojar la tribuna con mensajes desde la voz del estadio.
Sin prevención de ningún tipo, un grupo de hinchas de Independiente ya cansados de ser agredidos intentaron llamar la atención de la seguridad para que detenga el encuentro y pare con lo sucedido. Con los jugadores como testigos desde el campo de juego, un grupo de la parcialidad visitante comenzó a retirarse del estadio mientras otro sector no paraba de arrojar cosas a los hinchas de la tribuna baja y las gargantas. A pesar de la falta de intervención de policía o agentes privados, el conjunto mayoritario de la hinchada de la Universidad de Chile se había retirado de la tribuna cuando una facción de la barra de Independiente logró romper una puerta de acceso a la Pavoni alta. Desde ese momento se vieron las escenas que ya recorren el mundo. Ataques en grupo, robos y hasta la fuerte imagen de un chileno siendo obligado a saltar desde varios metros de altura mientras era golpeado a través del alambrado.