Aplastante triunfo electoral del peronismo en Buenos Aires

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FUERZA PATRIA

l final, la provincia de Buenos Aires no se tiñó de violeta. Por el contrario, ratificó su condición de bastión de resistencia peronista. Salvo algunos pequeños parches libertarios que resaltan por su soledad, casi todo el amplio mapa bonaerense fue, una vez más, celeste. El frente Fuerza Patria, que nuclea a los sectores de Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa, sacó más votos y ganó más bancas y secciones electorales que La Libertad Avanza. El peronismo le sacó una ventaja de 13 puntos a la alianza oficial, ganó en seis de las ocho secciones que componen la heterogénea provincia de Buenos Aires y se quedó con 34 escaños de diputados y senadores. La Libertad Avanza se llevó 26 bancas. Aunque fue extendido, la derrota del Gobierno también se puede leer en clave geográfica.

El mayor golpe para la estrategia del gobierno nacional en su intento por nacionalizar la campaña y polarizar con el peronismo fue en donde se esperaba. La tercera sección electoral, la meca del PJ y el lugar que había elegido Cristina Kirchner para postularse hasta que una condena por corrupción la sacó de la carrera, fue el epicentro de la derrota. Allí, Fuerza Patria le sacó 15 puntos de diferencia a la Alianza La Libertad Avanza. Con 5.101.177 electores habilitados, más que las provincias de Córdoba y Mendoza juntas, y el 35,5% del padrón provincial, el bastión histórico del peronismo entregó una diferencia muy difícil de remontar. El PJ, que no pierde en la tercera sección electoral bonaerense desde 1997, se hizo fuerte en los 19 municipios que lo integran, 17 de los cuales están gobernados por intendentes peronistas. Pero las malas noticias para el gobierno de Javier Milei también estuvieron al norte de la provincia. La primera sección electoral, que es la más populosa y está integrada por algunos municipios de clara afinidad libertaria, también se tiñó de celeste.

El triunfo peronista allí fue contundente: Fuerza Patria le sacó 10 puntos a los libertarios. Ni siquiera los triunfos de los intendentes violetas por convicción, o necesidad, lograron rebatir la catástrofe. San Isidro y Vicente López ratificaron su inmunidad al peronismo aportando triunfos de alrededor de 18 puntos a los libertarios. Tres de Febrero también fue libertaria gracias al impulso de Diego Valenzuela, su intendente y mileista fervoroso, aunque allí la diferencia fue un poco menor: apenas 4 puntos. Estos mojones, sin embargo, resultaron escasos para detener la marea peronista. Sirven, acaso, para ratificar que el impulso de los intendentes fue crucial en esta elección tan particular. Escindidos de la disputa por cargos mayores en la que se suele perder la batalla de la legislatura bonaerense y los concejos deliberantes, estos comicios se nutrieron del impulso que le dieron los referentes locales. Varios jefes municipales se pusieron al frente de las boletas, en la mayoría de los casos sin ninguna intención de asumir, pero con el claro propósito de blindar sus concejos deliberantes.

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