Un investigador del Conicet advierte que “Si no bajamos los contagios, en dos semanas hay 900 muertos diarios”

El especialista advierte sobre la necesidad de tomar medidas restrictivas fuertes y cortas en el tiempo, antes que determinaciones intermedias de escaso cumplimiento.
De un lado, hay quienes no comprenden cómo ante la evidencia de los números no se aplican decisiones que apunten a la única medida que sirve para bajar los contagios (junto con un plan de vacunación que debe destacarse pero que no tiene el impacto suficiente para reducir los contagios en el corto plazo); y, del otro, quienes no quieren asumir el “costo político” de tomar medidas que alteren el humor social en el año que se vota.
“Si no bajan los contagios, en dos semanas vamos a tener de 800 a 900 muertos por día”, lamenta en un diálogo con NORTE el investigador del Conicet y doctor en Ciencias Químicas, Rodrigo Quiroga, una de las voces del ámbito científico que reniega por la minimización del asunto que se hace desde los gobiernos.
“Se darán más casos, habrá más personas internadas con sistemas sanitarios que están al borde del colapso en un escenario que de combinarse no puede esperarse otra cosa que no sea que empeore la situación actual”, agrega para recordar que el último informe de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva da cuenta que al menos nueve provincias la ocupación de camas ya alcanza al 90% de las plazas disponibles.
Lo cierto es que entre la desaprensión social para mantener activas las medidas de protección para evitar contagios, la falta de controles para que se cumplan las acciones emanadas desde los gobiernos y la demorada decisión de incrementar restricciones, las alternativas pasan por si lo que se establezca debe ser lo menos antipático posible para el grueso de la población o bien un confinamiento más duro pero de corta duración.
“Hay que pensar bien en cómo se va a proceder, porque existe un peligro de tomar medidas intermedias que quedan a mitad de camino en el objetivo porque sigue circulando el transporte público, la presencialidad en escuelas y bares abiertos. Y esto lo que hace es que deban estirarse en el tiempo para que bajen los casos, y se extienden la ciudadanía se relaja, los contagios vuelven a subir y volviste a la situación inicial, incluso desde lo económico, evaluar si no son mejores restricciones cortas pero fuertes a la movilidad antes que extensas pero flexibles”, acotó.
En ese sentido, recordó lo que ocurrió a mediados de abril con las medidas dispuestas para la Ciudad Autónoma y Provincia de Buenos Aires, que generaron cortocircuitos entre la Casa Rosada y el gobierno porteño fundamentalmente por la presencialidad educativa, pero que a la postre se tradujeron en un menor número de infectados por un par de semanas, hasta que hoy estos distritos también acompañan el crecimiento nacional.