Paraje Nueva Población: una prueba de amor, adoración y respeto
Allí, viven aproximadamente 280 familias entre criollos y aborígenes de la comunidad Wichi. El paraje cuenta con una escuela primaria, jardín de infantes y un puesto sanitario.
*Por: Fabricio Quevedo
En entrevista con Ana María Galarza, quien le da imagen y contexto a cada uno de estos rincones de nuestro Chaco deslumbrante, cuenta sobre la necesidad imperiosa de «contar con guías nativos o al menos que hayan vivido mucho tiempo en el lugar donde se visita». En esta oportunidad Ana recorrió el paraje con «Gucho» Rojas, nacido y criado en el Paraje Nueva Población y que hoy reside con su familia en Nueva Pompeya, a unos 18 kms de este paraje.
Además, la aventura también fue realizada junto a un grupo de jóvenes nacidos, criados y malcriados (así dicen ellos) en Nueva Población. Los protagonistas de este grupo fueron Elias, Balbi, Pamela, Milton, Soledad, Cristina, Mónica y obviamente Gucho.
La importancia de conocer estos lugares con gente del lugar es enriquecernos de su cultura de la manera más pura, más genuina. Estos chicos son esa pequeña representación de toda una comunidad que busca ser identificada, revalorada y de la cual se puede captar la riqueza más bella, que es su historia. Cabe destacar que el patio de estos jóvenes es nada más y nada menos que el mismo Impenetrable, por lo que las opciones de realizar actividades o conocer puntos estratégicos es amplísima.
La gran aventura en el paraje Nueva Poblacoón fue un recorrido en bicicleta de 10 kilómetros. Por el camino del Parque Nacional, Ana se topó con Veda Palavecino, una artesana del Paraje Las Cañadas, que teje en lana. Allí fue la primera parada. Veda no tardó en desplegar su arte y contar brevemente en qué consistía la técnica que utiliza. Luego de compartir algunos minutos con ella, el viaje continuó hasta el kilómetro 23, donde vive Hemberto Romero.
Hemberto trabaja en palo santo, y su hijo Luis fue quien nos enseñó cómo se lija y se trabaja con este material de la naturaleza. El viaje continuó 10 kilómetros más, llegando a la casa del paraguayo Garay y su esposa María Ybañez. Allí, María recibió al grupo y les mostró las piezas que hace en barro y el horno donde cocinan lo que producen.
«Fue muy linda la experiencia de conocer a estos artesanos, conocer el camino del recorrido, y sobretodo poder deleitarme con las mirada de estos jóvenes y sus ansias por mostrar todo lo que tienen para ofrecer», comentó Ana a Finde.
La hora del kayak
Llegó el momento de tocar aguas del río Bermejito, por lo que el grupo preparó sus kayak y con un río bastante bajo, por la sequía en la región, comenzó el recorrido.
Elias y Milton fueron los encargados de manejar los kayak. Muchos de ellos aprenden cada una de las actividades de generación en generación pero el hecho de contar con un profesor que los guíe, que los limite y que los valore es un aspecto diferencial en sus vidas. Por eso Ana comenta la importancia de Gaucho en la vida de estos jóvenes, quien los mantuvo siempre sobre la línea del respeto, la educación y el amor por sus raíces.
La jornada continuó con una caminata de una hora aproximadamente por un sendero donde, ruta preferida de los chanchos cuando se escapan de su casa del otro lado de la ruta. «No dejé de maravillarme de su increíble vegetación y lo tan bien que este grupo de chicos conocía el lugar, sabiendo todo el tiempo por dónde teníamos que ir», señaló Ana; a lo que agregó: «luego de recorrer este sendero, me enseñaron sobre qué función cumple un «Corredor», que los solemos ver a veces por la ruta con su caballo».
Migue y Milton (hijo de Evaristo Mendez, corredor de ley y de años por El Impenetrable), junto con Elías enseñaron al resto a prepara el caballo de un Corredor, la vestimenta utilizada por ese Corredor y los elementos que llevan en su caballo.
Los jóvenes impartieron una clase magistral; a la que no le faltó risas, anécdotas y enseñanzas. Elias, ya arriba del caballo mostró la último que se pone el corredor antes de emprender viaje: el «coleto», una especie de saco grande cocido, hecho de cuero de vaca, que sirve para proteger al corredor de las ramas o espinas en el monte.
Así concluyó una tarde donde quedaron impregnadas costumbres y cultura que forma parte de este hermoso e inmenso Impenetrable chaqueño.
Estrellas, folclore
Cuando todo parecía llegar a su fin, la sorpresa más grande llegó de la mano de José «Sapito» Ruiz, fundador de la academia de folclore «Raíces Norteñas» de Nueva Pompeya.
Los jóvenes del paraje Nueva Población que acompañó a Ana tenía entre manos una velada de música, historia y emociones. Invitaron al grupo de Folclore, coordinado por el profesor «Sapito» Ruiz de Nueva Pompeya a agasajar una noche mágica. Entusiasmado como sus alumnos, Ruiz contó que era la primera vez que visitaban el paraje Nueva Población y agradeció la convocatoria de los chicos de vivir una experiencia diferente.
Como sucede en cada pueblo, en cada barriada chaqueña, bastó el primer acorde para que los vecinos hagan suya la velada y compartieran una estrellada noche de verano en pleno paraje. Allí se resumió la tradición, la amistad, los valores, la compañía y la grandeza de este gran patio natural chaqueño.
Una página más, donde Te Muestro otro Chaco nos lleva de viaje a las costumbres más puras de nuestros primeros pobladores y nos hace amar su idiosincrasia; aquella que se identifica como una cultura luchadora desde el monte bien profundo de nuestro Chaco.
Se destacará hoy en estas páginas la importancia de traspasar la cultura y costumbres de generación en generación. En este viaje no sólo aprendimos nuevos lugares, sino también resaltamos o damos honores a este grupo de jóvenes que en kayak, a caballo y a pie, hicieron recorrer a sus visitantes cada ángulo de su tierra. Sin GPS, sin google maps; sabiendo a la perfección las trampas de la corriente de un río o la importancia de saber cómo vestirse de acuerdo a las rutas que se tomarán.
Amor por la vida en el monte, adoración por costumbres milenarias y respeto ante la sabiduría de sus ancestros.
