MIGUELA ACOSTA: UN TESTIMONIO DE FE DE LA JOVEN WICHÍ QUE SE CONSAGRÓ A LA VIDA RELIGIOSA

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53-HERMANA MIGUELA

Miguela Acosta es una joven de la etnia Wichí que nació y creció junto a su comunidad indígena de Miraflores. Desde chica sintió la vocación de consagrarse a la vida religiosa para llevar un mensaje de fe y de esperanza a la sociedad. La hermana Miguela recuerda que no fue fácil iniciar este camino ya que, en un principio, su familia no estaba de acuerdo con su decisión. Pero sin embargo, hoy agradece a sus padres por haber entendido que la consagración a la vida religiosa era su verdadera vocación.
La hermana Miguela Acosta tiene 39 años y pertenece desde hace 20 años a la congregación de Hermanas Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado, en Godoy Cruz, Provincia de Mendoza. Actualmente está en 5° año de Juniorado y espera realizar los Votos Perpetuos el próximo año.
Durante la Semana Santa, estuvo realizando una misión en su pueblo natal junto con la hermana María del Luján Leguizamón, de la misma congregación, ocasión en la que se reencontró con amigos, familiares y miembros de las comunidades originarias. La hermana Miguela proviene de una familia muy católica y practicante, que mantuvo siempre viva su fe a través de la oración y la participación de las celebraciones de cada sábado en la capilla San Rafael de Miraflores, donde recibió su bautismo a los doce años. En una entrevista con NORTE, recordó que “en muchas oportunidades pasaban por nuestra casa unas monjitas, cuando las veía llamaba mucho mi atención, por el acto de servicio y de caridad”. Reconoció que “al principio tenía mucho miedo de salir fuera de mi casa y de mi comunidad Wichí, pero cuando recibí la primera comunión, celebración que se realizó en mi casa, fue claro el llamado para servir a Dios y a mis hermanos”. También relató que para su familia “al principio fue muy difícil aceptar, sobre todo para mi papá, porque me prepararon para otra cosa: ser mamá y ser la princesa indígena que tenía que dirigir a toda la comunidad Wichí”. Sin embargo, fueron su madre y principalmente su abuela quienes la animaron a seguir adelante con este desafío. Hoy, reconoce estar “muy contenta de pertenecer a esta congregación que me permite siempre venir a verlos”.

EL LLAMADO DE DIOS

“Es lindo consagrarse al Señor, no importa el color o la raza, es sólo llevar la fe a nuestros hermanos”, asegura Miguela. En cuanto a la vocación expresó “es importante no tener miedo, seguir y descubrir la vocación. Nunca hay que esperar que Jesús venga para ver si me llama o no, a veces tenemos nuestra vocación religiosa o nuestra vocación matrimonial, pero somos muy cómodos, que en vez de salir a buscarla estamos esperando; y cuando se la encuentra, ahí está la felicidad de uno”, aseguró. En este sentido, dejó un claro mensaje a las generaciones de hoy: “ánimo a las jóvenes que puedan descubrir su vocación y que no piensen que nunca vamos a ver a nuestros padres porque siempre vamos a estar, cuando nuestros padres nos necesiten, estén enfermos o con momentos de crisis, y principalmente vamos a estar acompañándolos y encontrándolos cada vez que recibimos la Eucaristía o celebrando misas”.
De sus días de misión, la hermana Miguela recordó que “fue una experiencia muy linda, he compartido momentos con mucha gente que conocí en mi infancia, con personas de nuestra comunidad católica y de otras religiones que también nos escuchan., por eso estoy muy animada y contenta de ver a mi comunidad y rezar mucho por ellos”. En cuantos a sus sueños y desafíos, dijo que “estoy mirando siempre el horizonte y ese es aquel donde toda la comunidad originaria pueda descubrir a Dios y seguir a Jesús, ser misioneros, ser servidor de Él”. Expresó su deseo de que “Dios quiera que tengamos muchas vocaciones en Miraflores” y les pidió a las jóvenes y adolescentes que “tienen que animarse y acercarse, no tener miedo, al igual que la vida sacerdotal o de misionero, es una llamada muy especial, es el don de Espíritu Santo que nos toca y nos convierte en esposas de Él”.

FUENTE: Diario NORTE (Agencia Miraflores)

2 pensamientos sobre “MIGUELA ACOSTA: UN TESTIMONIO DE FE DE LA JOVEN WICHÍ QUE SE CONSAGRÓ A LA VIDA RELIGIOSA

  1. Me encanto leer esto no se. Si ella de acordara de mi ..pero siempre estábamos juntas en la iglesia. De san Rafael Miraflores ..mi hermana era catequista de ella y seguro se debe acordar. De tuni Cardozo y toda la familia por que era infaltante a las misas ..su mamá Isabel una genia …ojala ella pueda leer mi comentario .a mi me llena de alegría ..un beso grande

  2. Que buena noticia!!! Estas noticias son las que engrandecen mi pueblo…conosco mucho a la familia de Miguela, se de sus vslores y principios. Me alegra inmensamente la vocacion de Muguela y la insto a seguir… bendiciones!!!

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